Éste sí fue el primer juego que se jugó en mi casa. Concretamente poco después de comprar la consola reuní a mis colegas y enchufamos el World Cup porque permitía partidas de hasta 4 jugadores. El problema era que no sabíamos entonces como hacerlo, y jugamos en partido en solitario los cuatro críos aporreando el mando y emocionándonos cada vez que uno de los muñecos realizaba una acción que nosotros creíamos haber ejecutado. Aquello se hubiera evitado si alguien supiese inglés, o simplemente leyendo las instrucciones antes de encender impulsivamente la consola.
En solitario las cosas no fueron mejor. Nos costaba horrores marcar algún gol. De hecho no recuerdo si fue por mis posteriores viciadas al Tetris y al Mario 1 y por ello no tocar el desesperante juego de fútbol, pero hasta que no se lo presté a mi vecino y me enseñó el movimiento de la chilena, no empecé a ganar partidos...
Como el tiro especial de España era una basura, fui probando las distintas selecciones hasta encontrar el mejor. El de Italia era la bomba porque el balón siempre se elevaba hasta la altura ideal entre el portero y el larguero; pero si no sabías dirigirlo el balón saldría fuera. México y Argentina tenían la maravillosa chilena con efecto, y como el equipaje de Argentina me molaba más, pues se convirtió en mi selección favorita. Con su chilena podía marcar desde cualquier parte del campo, pero ni siquiera así llegábamos muy lejos: superábamos a Camerún, Japón (y sus pases de la muerte) y Francia, pero caíamos derrotamos por el tiro-chicle de Rusia.
Como el tiro especial de España era una basura, fui probando las distintas selecciones hasta encontrar el mejor. El de Italia era la bomba porque el balón siempre se elevaba hasta la altura ideal entre el portero y el larguero; pero si no sabías dirigirlo el balón saldría fuera. México y Argentina tenían la maravillosa chilena con efecto, y como el equipaje de Argentina me molaba más, pues se convirtió en mi selección favorita. Con su chilena podía marcar desde cualquier parte del campo, pero ni siquiera así llegábamos muy lejos: superábamos a Camerún, Japón (y sus pases de la muerte) y Francia, pero caíamos derrotamos por el tiro-chicle de Rusia.
Cuando el juego volvió a mí empezaron unas sesiones maratonianas espeluznantes para la época, donde estar más de una hora delante de la pantalla ya era pasarse (hoy en día una hora no da para nada). Cayó Rusia, y después Inglaterra (y su espectacular disparo), España (cuyos remates en planta me inspiraron para realizar jugadas muy chulas), Holanda (que no me pareció para tanto a pesar de que era el país de Koeman, mi ídolo futbolítico), México (el temible tiro con efecto y un cambio de música que me gustó muchísimo), Brasil (y su potente tiro desdoblado)... y ahí lo tenía que dejar; no me dejaban jugar más allá. Estaba la posibilidad de continuar a partir del último partido a través de un password al final del partido, pero para nosotros ésa era la puntuación con la que recompensaba el juego nuestra actuación (sí, antes los puntos estaban por todas partes, no como ahora).
Cuando por fin descubrimos lo de los passwords, el juego cayó como fruta madura, y yo lo completé el primero. Italia, Argentina y W.Germany (‘uvedobleyérmani’) mordieron el polvo y mi selección se alzó con la victoria. Argentina era más difícil de vencer que Alemania, no sólo eran más rápidos sino que su tiro especial entraba prácticamente el 100% de las veces, mientras los disparos de los alemanes solían ir mal dirigidos. Lo único que sus jugadores eran más fuertes.
No recuerdo si fue antes o después, pero recuerdo que me curré unos estudios de velocidad y fuerza de los jugadores de la plantilla y me monté un sexteto titular, con Pelopincho de portero, Frankestein y Pablo (el de la coronilla) de defensas, el capitán sería Juan (el flequillos) y arriba Carlos (tupé) y Tonto (gafas de sol).
Los partidos de versus eran lo mejor del juego, pudiendo elegir superficie de juego (cemento, con piedras, hielo, mi favorito) que al acabar el partido se mantenía para el modo mundial. Había menos selecciones para elegir, pero al menos mantenían los rostros originales y no eran clónicos. Lo malo que los partidos se hacían interminables y podían acabar perfectamente con resultados como 40-50 y cosas así.
Acabé teniendo un control tan bueno de este juego que aprendí incluso a marcar goles de vaselina, a colocarme estratégicamente en lugares desde donde el portero no detuviera mi disparo... incluso con las selecciones inferiores dejar a todos sus jugadores KO y pasearme por un terreno de juego repleto de cadáveres.
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