sábado, 9 de julio de 2011

Super Mario BROS 1

En algún momento de julio de 1992, mi familia compró la NES con cuatro mandos, un adaptador para ellos y el maravilloso cartucho 3 en 1 que incluía el Super Mario BROS (más conocido en nuestros lares como Mario 1), el Tetris y el World Cup. Pasaron seis meses hasta que llegó a mi casa otro cartucho, pero no recuerdo cansarme de jugar a esos tres juegos (de hecho me parece que para entonces aún no había completado ninguno de ellos).



Me parece que no fue el Mario 1 el primer juego al que eché unas partidas en mi casa, pero es imposible comenzar un texto sobre la NES sin al menos mencionar su nombre.
Se trata del origen de todo, de una idea de entender los videojuegos y la consolidación de un imperio que hoy en día sigue siendo el estandarte de la industria.

El Mario 1 tiene un control exigente y quizás algo incómodo. Los saltos son la salsa del juego, para acabar con los enemigos y superar los precipicios, pero cuesta hacerse con ellos. Recuerdo que odiaba las fases acuáticas precisamente por el control, pues no me acababa de acostumbrar a lo rápido que descendía Mario y los enemigos tampoco lo ponían nada fácil al atravesar los obstáculos y moverse en todas direcciones. Lo que me terminaba de matar en aquellas fases eran ciertos momentos en los que el scroll temblaba y dificultaba esquivar a los Cheep-Cheep (sí, memoricé los nombres de todos los enemigos tras leerme una y otra vez el manual de instrucciones. Era algo que me encantaba pero que últimamente apenas hago). 


El juego era tremendamente difícil para nuestros iniciados dedos y solíamos morder el polvo muy a menudo. Al no haber ‘continúes’ veíamos con mucha frecuencia la pantalla de ‘Game Over’ (el spanglish lo inventamos nosotros) y vuelta a empezar; aunque años más tarde sabríamos que había un truco para seguir desde donde nos mataron (qué ha sido de los trucos de antaño). No nos resultó muy difícil descubrir algunos de los atajos entre mundo y mundo como el de la fase 1-2 (¿quién querría ir al mundo 2 o 3 pudiendo ir al 4? Nos preguntábamos en aquella época). La fase 4-2 era muy parecida a la 1-2 y esperábamos encontrar un atajo similar, pero ésta vez sólo llevaba al quinto mundo. No recuerdo hasta dónde llegábamos con este sistema pero no recuerdo que pasáramos del quinto mundo porque me parece que me sorprendí al ver que en el sexto era de noche jugando en mi casa. De todas formas, por mucho que progresara, no hubiese logrado superar el castillo del séptimo mundo; algo que conseguí por primera vez después de pasarme el juego y tan solo otras dos más a partir de entonces. Tengo que descubrir qué camino hay que seguir para llegar al final...

¿Y cómo nos pasamos el juego entonces? En la pantalla 4-2 había otro atajo secreto, bien oculto, que un día descubrimos por casualidad. Tuvimos mucha suerte porque de un salto como otro cualquiera golpeamos el bloque que contenía la enredadera. Pero habíamos tomado tanto impulso que dejamos atrás el bloque ( y en el Mario 1 no podías volver hacia atrás) y sólo pudimos escuchar el misterioso sonido de la enredadera al subir. Cuando volvimos a pasar por la zona nos aseguramos del motivo del sonido y descubrimos la enredadera, a partir de ahí nos fuimos directos al octavo y último mundo. ¡Pero qué desesperación de dificultad! Enemigos por todas partes, conchas que rebotaban a toda velocidad entre tuberías, saltos milimétricos, el tiempo justo para completar el nivel... y ni un solo bloque interrogante con una seta que nos hiciera aguantar un toque más (las palabras, pantalla, vida, toque, continúe, game over, mundo, monstruo, etc.,. Eran el pan de cada día del jugón). El resultado era un goteo constante de vidas que solo nos daba para llegar a la pantalla 8-2. Hasta que un día conseguí superarla y no sólo eso; también la 8-3 y llegar al castillo final. Aunque creo recordar que no fui el primero en llegar hasta allí pues mi vecino y amigo me comentó algunos detalles del inicio del castillo antes de que yo los viera (como los goombas grises), pero él no llegó muy lejos.


El castillo tenía de nuevo un desarrollo laberíntico pero con un enfoque diferente a los castillos del mundo 4 y 7 donde para avanzar había que pasar en el orden correcto por una plataformas; esta vez cada parte del castillo tenía distintas salidas que podían hacerte avanzar o retroceder. La primera vez que llegué allí perdí todas mis vidas probando en las diferentes tuberías pero avancé mucho. Al final me metí en la que no tocaba (justo la última de todas) y regresé al principio del castillo sin tiempo para llegar otra vez hasta el final. Y una pantalla negra con letras blancas formado las palabras GAME OVER dieron el punto y final a mi partida. Más tarde, y en compañía de mi vecino nintendero, llegaríamos al final del castillo y completaríamos el juego.

Las cosas que más me gustaron del Mario 1 fueron las mejoras de Mario (la flor de fuego y la estrella), las fases bonus del cielo, y las pantallas 4-3 con esas plataformas en forma de setas, la 6-3 por su curioso tono gris en los sprites, y el castillo 8-4 por lo original de su planteamiento y su parte de agua, con una tubería especial que ahora supongo que sería debido a la incapacidad de la NES de mostrar más colores en pantalla pero que en su momento me pareció un bonito detalle.


Lo que menos me gustó fue que se repitiesen algunas fases de los primeros mundos en los mundos más avanzados (5, 6 y me parece que 7) cambiando solamente los enemigos para hacerlas más difíciles.
Como nota curiosa decir que durante años vi a los goombas como cabezas de águila andantes y no como setas malas. Su diseño mejoraría en las futuras entregas y entonces sí que los reconocería como tales.
Mi conclusión: en aquel momento quizás no supe valorar el juego en su justa medida. Ya tenía muchos años y antes de completarlo ya había probado su tercera parte por lo que salía muy mal parado en una comparación. Sí que me parecía más difícil y un reto mayor, y cuando por fin nos los pasamos fue una sensación increíble.

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